Julián Del Casal
Reseña biográfica
Julián del Casal fue un poeta y escritor del modernismo, que paradójicamente, murió de risa la noche del 21 de octubre de 1893, mientras estaba en una cena en casa del doctor Lucas de los Santos Lamadrid.
Nació en La Habana, el 7 de noviembre de 1863; tuvo una infancia ensombrecida por la muerte de su madre en 1868. Abandonó sus estudios de abogacía para dedicarse por entero a la pasión y a la pena de la literatura y el periodismo. Realizó estudios en el Real Colegio de Belén, donde ingresó en 1870.
Fundó con varios compañeros el periódico El Estudio, en el que publicó sus primeros versos, hasta graduarse en 1880. En 1885, murió su padre, y el autor quedó huérfano.
Su muerte sucedió en el momento que uno de los comensales, con el que compartía la velada, contaba un chiste, que provocó al poeta una hemorragia mortal. Días antes, en una carta a su amigo Rubén Darío, había confesado que presentía el advenimiento de su muerte.
Su obra dentro del movimiento modernista
Julián del Casal fue uno de los iniciadores del modernismo hispanoamericano junto con Manuel Gutiérrez Nájera y José Asunción Silva. Casal estudió por su cuenta a los clásicos latinos y españoles; se enamoró de los románticos, y muy especialmente de Leopardi, y en sus últimos diez años sintió la influencia de los parnasianos, los simbolistas y los decadentes europeos -Heredia, Moréas, Huysmans, Wilde y muy especialmente de Baudelaire y el pintor Gustave Moreau. Casals representa el neorromanticismo decadente que marcó la sensibilidad fin de siglo. Su obra, en verso y prosa, estuvo signada así por la presencia del dolor y la muerte, el hastío y la inadaptación, la amargura y la impotencia, el ansia insaciable de evasión. Su verso dio cabida a los motivos aparentemente más exteriores del decadentismo: el amor a los climas artificiales, lujosos y hasta enfermizos; la recreación de situaciones o personajes ambiguos y exquisitos. Dada su visión decadente del mundo, parecida a la de un poeta maldito, se dio siempre en él la voluntad de un arte extremadamente refinado y brillante. Esa voluntad se sostenía en la perfección plástica lograda por la línea precisa y los colores prestigiosos; el uso y abuso de materiales nobles; las descripciones impecables y distanciadas de realidades exteriores que le habían llegado por vías de la cultura y el arte. En lo formal, avanzó mucho en aquella renovación del verso castellano que señaló uno de los esfuerzos mayores del modernismo. Su poesía -de tonos casi siempre elegíacos, y de música muy íntima y penetrante -es ora romántica, ora parnasiana, ora simbolista, y se compone de ritmos e imágenes y temas que encierran en germen casi todo el modernismo hispanoamericano.
Más información sobre este autor
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